AULA DE ESTUDIO

Entrenamiento de un hospitalario con su escudero

Entrenamiento de un hospitalario con su escudero

Entrenamiento de un hospitalario con su escudero
Fragmento de pintura mural procedente de San Fructuoso de Bierge, c. 1280-1300
Fresco transportado sobre un soporte móvil, 109 x 100 cm.
N.R. 201.232, donación Xavier Busquets, 1990.
 
Las pinturas de la pequeña iglesia altoaragonesa de San Fructuoso de Bierge son un ejemplo muy bello del primer gótico lineal de la vertiente sur del Pirineo. Relatan la vida del titular del templo, el arzobispo mártir de Tarragona San Fructuoso, y además incluyen escenas de la vida de San Nicolás de Bari así como del martirio de San Juan Evangelista ante Portam Latinam, en Roma. Los ojos atentos detectarán la mano de dos maestros diferentes y consecutivos. Las actitudes hieráticas e inexpresivas del primero contrastan con el estilo narrativo, movido, gesticulante, vivaz y gracioso del segundo. Los contornos reforzados con una línea gruesa de color oscuro y la vivacidad cromática de rojos, azules y blancos prestan a estas pinturas un cierto aspecto de vitral emplomado.

La pequeña iglesia de San Fructuoso de Bierge, después de ser quemada durante los hechos revolucionarios de 1936, como no era un templo parroquial, quedó totalmente abandonada y marginada de las restauraciones oficiales de las “regiones devastadas” de la postguerra. Ante la imposibilidad del obispado de Huesca de asumir una restauración tan compleja y ante la inhibición de las autoridades civiles, el 1949 el director del incipiente Museo Diocesano de Huesca organizó una operación de rescate y salvaguarda de estas pinturas que se encontraban en peligro inminente de una pérdida segura y definitiva con una solución que hoy en día sería muy discutida, pero que en aquellas circunstancias era la única viable. Optaron por clausurar la pequeña iglesia, ya que nadie podía asegurar la conservación de las obras en una zona rural y poco habitada. Las pinturas fueron retiradas del muro, fijadas sobre tela y después adheridas a un soporte de madera. La parte principal y más extensa del conjunto se trasladó al Museo Episcopal y Capitular de Huesca, entonces en época de constitución e inaugurado al año siguiente, mientras que las pinturas laterales fueron vendidas a diversos museos: el Museo Nacional de Arte de Cataluña, The Cloisters de Nueva York, la Art Gallery de Ontario en Toronto y también a particulares con el fin de sufragar los costes y de beneficiar al museo naciente. De este modo, pese a que fue discutible y discutido por algunos, pudieron salvarse las pinturas de Bierge, a las que pertenece el pequeño fragmento del Museo de Montserrat que estamos comentando.

El estilo vincula indiscutiblemente nuestra pintura al Segundo Maestro de Bierge; solo hay que compararla con la escena del Asesinato de Domiciano de la serie de San Juan Evangelista, que en su momento fue adquirida por un coleccionista norteamericano y que en 1990 apareció en subasta en Madrid. El arquitecto Xavier Busquets, donante y benefactor del Museo de Montserrat, compró el fragmento que reseñamos a Josep Gudiol Ricart, estudioso acreditado del arte gótico, que gestionó la operación de salvaguarda de estas pinturas junto a su hermano Ramon, que las restauró magníficamente pese a la dificultad que presentaban y la complejidad del procedimiento.

El tema del entrenamiento de armas entre un caballero hospitalario y su escudero no tiene paralelo en la pintura aragonesa ni catalana. Esta extraña representación en este lugar podría tener una explicación en la vecindad de Bierge con Monzón, que acababa de pasar de la recientemente suprimida Orden del Temple a la de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, cuyo hábito solo se distinguía porque su cruz era blanca mientras que la de los templarios era roja. El tema del entrenamiento de armas del caballero era -ya en los sermones de San Bernardo- un ejemplo moral para instar al fortalecimiento de las virtudes contra los vicios y la molicie. Estos podrían ser los motivos de incluir esta escena entre las pinturas de Bierge.  

Josep de C. Laplana, director del Museo de Montserrat
  
Bibliografía
 
- Josep Gudiol Cunill, La pintura mig-eval catalana, vol. II, Els trecentistes. Segona part. Barcelona, S. Babra, 1927, p. 507-508, 521-523.
- Chandler Rathfon Post, A History of Spanish Painting, Harvard University Press, vol. II,  1930, p. 61-63.
- Juan Antonio Gaya Nuño, La pintura española fuera de España (Historia y catálogo), Madrid, Espasa-Calpe, 1958, p. 88.
- Josep Gudiol Ricart, Pintura medieval en Aragón, Zaragoza, Inst. Fernando el Católico, 1971, p. 19, 27-28.
- Edmund Peel & Asociados, Pintura Antigua y del siglo XIX, Subasta, Madrid, 30-X-1990, **2.
- Signos. Arte y Cultura en el Alto Aragón Medieval, Catálogo de exposición, Jaca-Huesca, junio-septiembre, 1993, p. 352 (Mª Carmen Lacarra).
- Joan Fuguet i Sans, “Consideracions sobre l’ús de la creu en l’Orde del Temple”, El temps sota control. Homenatge a F. Xavier Ricomà Vendrell. Diputació de Tarragona, 1997, p. 295-308.
- Montserrat. Opere maggiori dell’Abbazia, catàleg d’exposició, Forte di Bard Editore, 2014, p. 36-37. fig. (Josep de C. Laplana).