AULA DE ESTUDIO

Josep Berga i Boix (1837-1914)

Josep Berga i Boix (1837-1914)

Estrictamente hablando, la Escuela pictórica de Olot nace de la actividad artística de Josep Berga i Boix. “El abuelo Berga”, como era conocido para diferenciarlo de su hijo, también pintor, era siete años mayor que Joaquim Vayreda, que es el más eminente de la escuela, pero Berga se le avanzó como pintor del paisaje de Olot a la manera moderna francesa. En 1868 tuvo que huir a Francia, perseguido por los liberales con motivo de “La Gloriosa”. En este exilio tuvo noticia de Corot y de los pintores de Barbizon. Berga y Joaquim Vayreda formaban un tándem más ideológico (carlistas hasta la médula, enamorados de Olot y ardorosos catalanistas) que artístico. Vayreda es dulce, sentimental, elegante y muy señor. Berga es siempre un payés que pinta, de dicción directa, a veces pueril, a veces ingenuo, pero siempre robusto. Vayreda pinta el llano de Olot; Berga se interesa principalmente por las montañas de las cercanías, seguramente para no competir con su amigo. El cuadro que os presentamos es un ejemplo de ello y, además, una de las obras de mayor calidad de este artista.  

Para el “abuelo Berga” el amor a la tierra se expresa no sólo en la fiel reproducción del paisaje sino también en su deseo de plasmar las costumbres de los campesinos de Olot. En nuestro Aplec nos ofrece un reportaje muy completo de una romería que reúne a las diversas clases sociales en un mismo acto religioso y social, pero diferenciadas entre los señores y el pueblo. Las figuritas de Berga son deliciosas; con pocas pinceladas es capaz de definir todo un carácter, no en vano en Olot era famosísimo por las figuritas de belén que hacía cada año. Os presentamos un fragmento de un grupo de señores de esta romería. Las damas visten el polisón, tan de moda en los años de la Exposición Universal de 1888, llevan parasol y sombreros a la moda parisina (¿qué hacen en una romería vestidos de boulevard?); y el señor, con canotier, lleva la cesta con el picnic, con gran complacencia de una niña vestida de ciudad.

La gente del pueblo, que constituye el grueso de la romería, se divide en grupos. Os presentamos también (pinchad en la imagen) este pequeño conjunto que ocupa el primer término y el lugar central del cuadro, formado por unas mujeres que preparan la chuletada, y los hombres con barretina que yacen en la hierba y hablan animadamente. Un gag muy característico de estos cuadros de costumbres de Berga son las humaredas tan verosímiles de las hogueras. Un grupo de dos viudas con sus hijas prefieren comer apartadas del fragor de los otros payeses.

El lugar que pinta Berga es real y todavía hoy identificable. Es la masía denominada “El Mir”, en la falda de la montaña de los Tossols sobre el río Fluvià; estas rocas arcillosas son únicas en Olot. Berga pintó otra vez este mismo lugar en otro óleo de 60 x 92 cm. que se encuentra en una colección privada, pero en este caso prescindiendo totalmente de las figuras. No busquéis, sin embargo, ahí la ermita que el cuadro nos presenta al fondo, porque es un añadido caprichoso del autor. No obstante, no se ha inventado nada porque esta ermita existe en otro sitio: es Sant Martí del Corb y el pintor únicamente la ha trasplantado cerca de “El Mir”.

El “abuelo Berga” jamás realizó una exposición como es debido en Barcelona. Los pintores y la crítica barceloneses le consideraban demasiado local y, por otro lado, él nunca hizo ningún gesto para abrirse camino en la capital catalana. No obstante, Berga i Boix es un pintor aún con más fuerza que su hijo Berga i Boada, que sobresale más como ilustrador y cartelista. El “abuelo Berga” tiene, además, otro mérito: con su actividad didáctica en Olot fue el maestro venerado de todo un grupo de pintores y escultores y debemos considerarlo como el elemento principal ex aequo con Joaquim Vayreda para que Olot haya sido un centro importante del arte y de la literatura en la cultura catalana.

Josep de C. Laplana, director del Museo de Montserrat